El secuestro del sacerdote Whatner Aupont evidencia la crisis en Haití

Según monseñor Launay Saturné, arzobispo de Cap-Haïtien, una ola de disturbios y secuestros está causando la desintegración de la vida nacional en Haití.

El jueves 28 de abril, un grupo de bandidos peligrosamente armados secuestró a varias personas, entre ellas al padre Whatner Aupont, sacerdote de la parroquia de san José Obrero de Grand’ Ravine en la diócesis de Anse-à-Veau et Miragoâne. El secuestro tuvo lugar cerca de Croix-des-Bouquets, un área de las afueras de la capital, Puerto Príncipe.

La diócesis del sacerdote secuestrado, Anse-à-Veau et Miragoâne, se encuentra en el recién creado departamento de Nippes, en el suroeste del país. Los representantes de la diócesis hicieron inmediatamente un llamamiento a la policía para que cumpliera con su labor de “proteger y servir” al pueblo de Haití y ayudar en la liberación del padre Whatner. Al día siguiente, la diócesis daba gracias en otra nota porque el sacerdote  había sido liberado en Croix-des-Bouquets y  pedía oraciones por las demás personas que aún están en manos de los secuestradores.

En declaraciones a la fundación internacional Aid to the Church in Need (ACN), Mons. Launay Saturné afirmó que la situación social, política y económica del país se está volviendo cada vez más compleja. “El deterioro de la situación del país se debe a la multiplicación de bandas criminales armadas, los numerosos secuestros diarios, la inseguridad omnipresente, la inflación, en especial la subida de los precios de los productos de primera necesidad, los incidentes sangrientos y una avalancha de disturbios y crueldad”.

El arzobispo explicó a ACN que la gente querría dedicarse a sus ocupaciones habituales, pero tienen mucho miedo. “Nadie sabe cuánto va a durar esta problemática situación, la inestabilidad política y la inseguridad. Muchas instituciones y sectores de la vida nacional amenazan con desplomarse, de hecho, son casi inexistentes. Nadie se salva de esta inseguridad. Todos vivimos expuestos”.

En su comunicado, la diócesis de Anse-à-Veau et Miragoâne también implora la ayuda de san José y de María “ante esta nueva plaga de secuestros que está destruyendo la salud, la vida, la economía, las familias y las estructuras sociales de nuestra querida República de Haití”. Y añade que quienes ostentan el poder político deben “demostrar su capacidad para proteger las vidas y los bienes, respetando la Constitución y los derechos humanos”.

ACN apoyó alrededor de 70 proyectos en Haití durante 2021, con más de 1,4 millones de euros, para apoyar, entre otros, la formación religiosa de laicos y sacerdotes y la adquisición de vehículos para la atención pastoral.

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